
Entrada original de Juan Antonio Ríos Carratalá: “Olvido digital vs. Historia (III)” (30 de julio de 2019)
Enlace: https://varietesyrepublica.blogspot.com/2019/07/olvido-digital-vs-historia-iii.html
Tipo de alusión
Directa sin nombres, pero con alarde irónico.
Ríos utiliza el recurso de alzada como munición para reforzar su relato victimista, ocultando al lector que en paralelo me había escrito un correo con tono cordial —aparentemente comprensivo— diciendo que retiraría los enlaces. Esta entrada escenifica el punto culminante de su doble juego: en privado, aparenta diálogo; en público, desata su campaña.
Estrategia discursiva
• Se vale del contenido del recurso para mostrarse como blanco de una cruzada contra la libertad académica.
• Atribuye a mi protesta intenciones de censura, sin explicar qué falsedades estaba yo señalando.
• Silencia que me escribió en tono amable diciendo que colaboraría, lo cual engañó incluso a mi abogado entonces, que lo consideró “muy predispuesto”.
• Refuerza su papel de víctima épica, mientras maniobra con descaro desde su tribuna académica y mediática.
Puntos discutibles o falsos
-
Presume de transparencia, pero esconde su cinismo: lo que me dice en privado no coincide con lo que publica en su blog, en sus publicaciones o en los medios.
-
Se victimiza por la existencia de un petición totalmente legal, sin mencionar que el motivo era la difusión de datos falsos.
-
Omite que la retirada de enlaces fue una jugada táctica para dar una imagen colaborativa, inmediatamente desmentida por sus ataques públicos.
-
Se presenta como testigo herido, cuando actúa como un trilero intelectual: distrae con retórica mientras esconde la falta de pruebas.
Réplica narrativa: "Primero retira, luego ataca"
El 30 de julio de 2019, Juan Antonio Ríos Carratalá publicó la tercera parte de su serie sobre el “olvido digital”. Esta vez, con un objetivo muy concreto: desacreditarme mediante su recurso de alzada ante la Universidad de Alicante.
Lo presenta como un ataque ideológico, como un intento de censura. Pero lo que no dice es lo más revelador: que días antes, él mismo me había escrito un correo amable, casi amistoso, diciendo que retiraría los enlaces a sus artículos. No expresó desacuerdo. No mostró molestia. Ni una palabra sobre libertad académica ni censura.
Aquel correo engañó incluso a mi abogado de entonces, que lo consideró “muy colaborador”. Yo, sin embargo, no me lo creí. Ya intuía que un fanático ideológico no corrige así como así. Y no me equivoqué.
Porque días después, ese mismo Ríos reapareció como víctima de una persecución intelectual. Se puso la toga de mártir académico. Y convirtió el simple acto de corregir errores en un drama nacional.
Esta entrada forma parte de esa escenificación: muestra documentos sin contexto, omite lo esencial y da vueltas alrededor de su relato.
Dice que defiende la verdad. Pero actúa como un trilero: primero retira, luego ataca, y después se hace el inocente.
Eso no es libertad de cátedra.
Eso es cobardía vestida de literatura.
Crea tu propia página web con Webador