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Título original: Una delación contra los periodistas republicanos en Madrid bajo las hordas
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Autor: Juan Antonio Ríos Carratalá
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Fecha: viernes, 28 de julio de 2023
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Enlace: https://varietesyrepublica.blogspot.com/2023/07/una-delacion-contra-los-periodistas.html
Tipo de alusión
Indirecta pero identificable. En esta entrada, Ríos no menciona el nombre de mi padre, pero sitúa a los “secretarios del Juzgado Militar de Prensa” como agentes activos de la acusación. Esa estrategia funcional vuelve a ubicarlo implícitamente como protagonista de la acción acusatoria: un cargo regulado que él transforma en acto voluntario.
Fragmentos clave de la entrada
“Vistos numerosos sumarios seguidos contra periodistas republicanos, no me consta que esa información fuera explícitamente utilizada por los juzgados instructores.” “En el caso del Juzgado Militar de Prensa, las fuentes de su documentación eran más directas y los secretarios apenas necesitaron consultar esas relaciones de las plantillas.” “El cuerpo jurídico de los sublevados disponía de la práctica totalidad de la prensa republicana y la utilizó para sustanciar numerosos sumarísimos de urgencia.”
Puntos discutibles y falaces
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Salto inferencial entre duda y certeza
Ríos comienza con “no me consta” y, en la misma entrada, pasa a afirmar que “los secretarios apenas necesitaron” esas listas. Es un cambio de registro sin prueba documental que lo sustente. -
Afirmación maximalista no respaldada
Decir que “la práctica totalidad de la prensa republicana” estaba en manos del cuerpo jurídico exige un respaldo documental fuerte. En la entrada no se proporciona. -
Desplazamiento de responsabilidad institucional a agente individual
Se asume que “los secretarios” actuaban más allá de sus funciones formales, como si tuvieran agencia propia. Este trabajo de personificación prepara futuras insinuaciones, como las que involucran a mi padre. -
Relato emocional que favorece adhesión ideológica
El lenguaje (“hordas”, “delación”, “práctica totalidad”) monta una estructura emocional que predispone al lector a aceptar la eficiencia acusatoria del aparato franquista. Pero eso no basta para probar autoría individual.
Réplica narrativa: Cuando hablan de “los secretarios”, están hablando de mi padre
Otra vez se repite el patrón: se parte de un tema legítimo (delaciones en Madrid), pero se termina atribuyendo iniciativa personal a los secretarios del Juzgado Militar de Prensa —y por extensión, a mi padre— como si operaran con voluntad propia, sin normas ni límites. Se pasa de “no me consta” a “algo apenas necesario” en un salto retórico sin prueba, que convierte incertidumbre en acusación.
Mi padre ocupó el cargo de secretario adscrito a un juez durante parte de su servicio militar. No fue por elección heroica ni por ambición perversa: fue una función administrativa dentro de un sistema. Convertir eso en autoría moral es lanzarse al terreno de la insinuación —y eso es lo que Ríos hace aquí.
Si el cuerpo jurídico manejó prensa republicana —lo cual es plausible en algún grado—, corresponde distinguir cuándo eso obedeció a órdenes institucionales, cuándo a procedimientos legales y cuándo, si acaso, a excesos individuales. Pero la entrada no hace esa distinción: todo se mezcla y se nombra a los secretarios como si fueran agentes voluntarios de persecución.
No puedo aceptar que, sin prueba alguna, se siga señalando a mi padre por voluntad propia en cada artículo que aborda los “secretarios”. Que quien quiera hacer esa afirmación la haga con documentos, no con giros retóricos.
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