“MI PADRE NO SE ESCONDÍA: VIVÍA EN SU CASA, CON SU TELÉFONO Y SU VERDAD"

Publicado el 15 de junio de 2025, 12:24

En memoria de mi hermano Jorge y en defensa de la verdad sobre Antonio Luis Baena Tocón, frente a quienes intentan reescribir su vida con medias verdades, juicios ideológicos y mentiras documentadas. Porque la historia no se honra difamando a los muertos, ni premiando al falsario.

 

 

En 1979, mi familia y yo tuvimos la desgracia de perder a mi hermano Jorge Baena González, caballero cadete de la Academia General del Aire de San Javier (Murcia), fallecido en acto de servicio en 1979, a punto de recibir su primer despacho como oficial del Ejército del Aire.

Mi padre tuvo la suerte de pasar por esta vida con muchas penalidades: el asesinato de su padre, la precariedad en la que se vio su familia, la ausencia de apoyo o protección alguna… Pero con tesón, constancia, trabajo personal y honradez, logró superar la inmensa mayoría de ellas. No así la pérdida de su querido hijo Jorge, a quien lloró hasta su muerte.

Este domingo, 15 de junio de 2025, en la Base Aérea de San Javier (Murcia), se celebra el espectacular festival aéreo "Aire 25", con motivo del 40º aniversario de la Patrulla Águila del Ejército del Aire y del Espacio. Al igual que esta celebración, me traen recuerdos muy vivos los antiguos compañeros de mi hermano. Algunos de estos oficiales, recién recibidos sus despachos iniciales, fueron destinados al "Ala 22" de Jerez de la Frontera (clave en su día para la vigilancia del Estrecho de Gibraltar y el Atlántico, inmersa en misiones de defensa antisubmarina y colaboración marítima) . Por casualidad los conocí y he seguido tratando con ellos hasta hoy, compartiendo mil historias y vivencias.

 

A través de esos amigos conocí también a algunos miembros que formarían parte de la incipiente Patrulla Águila en aquellas fechas y que hoy se celebra el aniversario de su existencia. Algunos de esos amigos están ya jubilados, coroneles; otros siguen en activo, generales a punto de jubilarse. No cito sus nombres, porque no faltará algún espontáneo "cronista familiar falsario y sectario" que los descalifique por haber sido como de la familia: compartieron multitud de vivencias personales, conocieron y trataron a mi padre, acudieron a celebraciones familiares, y alguno de ellos se ha mostrado sorprendido por las falsedades difundidas sobre él. No he querido implicarlos, pero algunas de estas personas, cuando en 2019 fui plenamente consciente de las barbaridades que se decían sobre mi padre, gracias a los "rigurosos trabajos de investigación académica de Ríos Carratalá y publicados por la Universidad de Alicante", me ayudaron —en cierta manera— a orientarme sobre dónde acudir para informarme y responder a las calumnias difundidas por nuestro "catedrático de cabecera". Especialmente durante la pandemia, solicitaron por favor a jefes de unidades que me atendieran, aunque fuera por escrito, dada la enorme dificultad de acceso en esas fechas.

¡Cuántos recuerdos me traen San Javier, mi hermano, sus compañeros, mi padre…!

Entre esos recuerdos —algunos agradables o muy agradables, otros profundamente desagradables— está el día en que Julio Anguita me dio personalmente el pésame por el fallecimiento de mi hermano (supongo que antes se lo daría a mi padre). Conocí a Julio no a través de mi padre ni por su trabajo, sino porque fui destinado entre mis primeros puestos a Fernán-Núñez (Córdoba), un feudo tradicionalmente comunista, donde compartí docencia con algunos de los mejores amigos que he tenido desde la adolescencia. Varios de ellos formaban parte del círculo de confianza de Anguita. Entre ellos había incluso una compañera que fue su pareja. De todos guardo muy buen recuerdo, especialmente de un tal M. Z., "comunista al estilo de Jesús": trabajador, comprometido con la educación… Fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida profesional. Quise contactar con Anguita para comentar estas cosas que decía Ríos sobre mi padre, pero la muerte se le adelantó... Otros le dieron credibilidad, como el Alcalde que le sustituyó en la Alcaldía, del que hablaremos en otra ocasión, que no se atrevió a plantarle cara en vida, condenado por prevaricación y que correteaba a las secretarias en el Ayuntamiento y parece que terminó con una de ellas, dato que no puedo acreditar pero que fue de dominio público en bares y tabernas de la localidad como el "Bar Correo" o la "Sociedad de Plateros", entre otros...

Pues bien, a Julio Anguita lo menciona el libro Nos vemos en Chicote del catedrático de Literatura Española de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Ríos Carratalá. Lo cita porque le gusta adornar sus relatos con nombres de figuras públicas, para dar credibilidad a sus historias. En este caso, lo hace a través de una entrevista informal de un colega suyo, un tal Antonio Barragán, describiéndolo como "un hombre muy formal, muy cumplidor y respetuoso con la legislación". Pero claro, eso no encaja con el relato del señor Ríos Carratalá, que prefiere reservar los atributos positivos para aquellos a quienes él considera "demócratas", según sus propios criterios. Así que añade frases propias de un historiador "riguroso" como él dice ser: "Todos en el Ayuntamiento cordobés sabían de su franquismo". No sé el método historiográfico que utiliza para expresiones como esa y otras más que iremos comentando en otras entradas...

Supongo que tendrá todo esto "documentado". Yo, al menos, habiendo conocido a mi padre y teniendo muchos datos de su vida para opinar lo contrario, me he enterado a través de los escritos del catedrático que no sé lo que es el franquismo ni la democracia… Pero hay que entenderlo como parte de otra de sus frases redondas: "El verdadero pacto de silencio fue el miedo a comprobar la cercanía y la banalidad del mal", o "Puestos a despachar con el alcalde Julio Anguita, convenía olvidar el procesamiento de Miguel Hernández". También dice que sus colegas ignoraban la localización de Antonio Luis Baena Tocón. Circunstancia que Ríos comenta en otro lugar de su libro y que contestaré en otra entrada para no alargarme...Como si estuviera escondiéndose…

Esto último no solo es falso: es grotesco. Mi padre estaba más que localizado. En el Ayuntamiento, en su casa, en su teléfono fijo (requisito del Ayuntamiento para poder localizarlo y antes de que existieran los móviles, con publicación expresa en la Guía Telefónica). Toda la vida. Sin cambiar ni de número ni de domicilio. Y su hija, mi hermana, sigue usando hoy en día el mismo número de teléfono que entonces, aunque él quisiera localizarla en Murcia, en función de sus "capacidades de gran y riguroso investigador", y lo alega en sesión judicial como un mérito de su trabajo, ¿Se habrán dado cuenta de esa "tontuna manifiesta" o por ser catedrático quedaron deslumbrados con su sabiduría, comenzando por la Fiscalía?.... Decir que no pudo localizar a la familia es otra de las falsedades interesadas de Ríos Carratalá.

Este libro comenzó en 2015, pero en 2025 sigue diciendo lo mismo, publicando lo mismo, repitiendo lo mismo. El señor Ríos Carratalá sabe que mi padre trabajó con Anguita, pero no sabe —o no le interesa saber— que para trabajar con Anguita no vivía en el Caribe. Ignora que para estar en el Ayuntamiento se necesita un domicilio y un teléfono. Teléfono que, por ejemplo, utilizaba el teniente coronel Gutiérrez Mellado para tratar asuntos relacionados con mi hermano, o el señor Tamames (cuando era comunista) para tratar asuntos relacionados con su trabajo, por citar a algunas personas conocidas. Y al que podía llamar cualquier ciudadano que lo necesitara, como sucedía con frecuencia. Si podía atenderle, lo hacía; si no, le indicaba qué gestiones debía hacer en el Ayuntamiento.

Esto aparece en la página 155 del libro del señor Ríos Carratalá: una de las múltiples páginas que encierran falsedades, todo supuestamente "contrastado" en nombre de la memoria democrática. Este señor ha sido premiado, sus filtros en la universidad han sido máximos… y así se va construyendo la historia: con mentiras, falsedades, etiquetas ideológicas… por parte de un sectario de mentalidad guerra-civilista.

¿Qué pensaría, si viviera, mi hermano Jorge, por quien incluso me preguntaron en el juicio civil celebrado en octubre? Hubo muchas cosas que me tendrían que haber preguntado y que no salieron. En las pruebas aportadas no están todas las falsedades que este señor ha propagado para construir su modelo historiográfico. Un modelo que ha recibido el apoyo de numerosos medios de comunicación y de muchos, muchísimos historiadores, que hacen del corporativismo un arma más poderosa que de su honradez profesional. Y aún siguen saliendo palmeros repitiendo barbaridades, con insultos y falacias, como recientemente el señor David Cot y otros.

Ríos Carratalá dice que la historia se construye poco a poco. Él la ha construido a su antojo y sin comprobar nada. Con su ideología ha tirado los dados… y se ha inventado todo el juego: falsario de pacotilla.

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