
Libro: Ofendidos y censores. La lucha por la libertad de expresión (1975-1984)
Autor: Juan Antonio Ríos Carratalá
Entradas en su blog Varietés y República:
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Ofendidos y censores, próxima publicación — jueves, 14 de abril de 2022
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Ofendidos y censores, mi nuevo libro, ya tiene cubierta — jueves, 13 de octubre de 2022
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Ofendidos y censores, ya está en la calle — lunes, 21 de noviembre de 2022
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Ofendidos y censores en la prensa (II) — lunes, 19 de diciembre de 2022
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Ofendidos y censores ya está en la prensa — martes, 6 de diciembre de 2022
Tipo de alusión:
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Indirecta, pero central en la polémica: intenta blindar sus falsedades presentando cualquier crítica como un ataque a la libertad de expresión.
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Subtexto: convierte su propia defensa corporativa en un relato de victimismo democrático.
Estrategia discursiva de R.C.
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Autopromoción: utiliza su blog como escaparate publicitario, repitiendo cinco veces (y más que hará con posterioridad) la misma noticia con variaciones mínimas.
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Etiqueta protectora: todo se publica bajo el rótulo de “libertad de expresión”, como si su obra fuese una cruzada en defensa de un derecho fundamental.
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Desplazamiento de foco: presenta a quienes le critican (yo, en concreto) como censores u ofensores, obviando que lo que se cuestiona son su ficción sobre personas concretas que no se pueden defender (como mi padre) y sus falsedades documentales.
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Victimismo con eco mediático: repite su mensaje en medios afines y presume de repercusión como prueba de su razón.
Puntos discutibles
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Confusión deliberada: protesta contra censuras del franquismo, pero usa ese marco para descalificar la defensa legítima del honor en democracia.
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Falsedad de origen: nunca se ha pedido su censura ni limitar su libertad de cátedra; lo que se le exige es que no difunda falsedades sobre una persona concreta.
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Libertad vs. veracidad: la libertad de expresión exige respeto a la verdad; no ampara la manipulación de documentos ni la invención de biografías.
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Corporativismo: la UA y ciertos medios han amplificado su versión sin contraste, reforzando el relato de víctima.
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Repetición vacía: cinco entradas para decir lo mismo, síntoma de propaganda más que de investigación.
Réplica narrativa: Ofendidos y censores: la libertad convertida en excusa
En 2022, R.C. dedicó, al menos, cinco entradas de su blog a su libro Ofendidos y censores, publicado con el respaldo de la Universidad de Alicante y la editorial Renacimiento. Cinco entradas que no aportan novedad: anuncio, portada, salida a la calle, eco en prensa y reseñas. El ciclo completo de autopromoción, bajo un mismo lema: libertad de expresión.
A primera vista, nada malo hay en defender la libertad de expresión. El problema surge cuando se utiliza ese derecho como escudo para otra cosa: legitimar falsedades. Desde 2019, R.C. insiste en acusarme de ir contra la libertad de cátedra y de expresión, como si exigir veracidad fuese censura. Nunca pedí que se borrara su obra ni que se prohibiera su palabra: solo pedí que rectificara las falsedades que escribió sobre mi padre; de dicho de otra manera: le reclamé que en unos pocos enlaces suyos detecté falsedades escritas por él sobre mi padre, a los que siguieron muchos más. Y mucho menos le solicité que se borraran “archivos históricos”, como ha dado a entender en los medios, pero su egocentrismo le hace pensar que cuanto escribe con ficción manifiesta es un “documento histórico”
Él sabía que mis demandas eran muy concretas: que reconociera el error y corrigiera lo que no era cierto. Pero prefirió montar el espectáculo: que si yo quería reescribir la historia, que si buscaba borrar archivos históricos, que si pretendía restaurar la censura franquista o de épocas pasadas. Y así, con ese disfraz de víctima, se presentó en medios que le dieron altavoz sin contraste.
El colmo es que repite el mantra de que la Transición conquistó la libertad de expresión frente al franquismo, pero actúa hoy con la misma intolerancia que denuncia: llamar “facha”, “franquista” o “censor” a cualquiera que contradiga su relato. La ironía es evidente: quienes más presumen de tolerancia resultan los más intolerantes con quienes defienden la verdad.
El libro y sus cinco entradas en el blog no son un homenaje a la libertad, sino un recordatorio de cómo se manipula ese concepto para proteger un ego y un relato ideológico. Lo que se presenta como “defensa democrática” es, en realidad, la coartada de quien se ofende si se le pide rigor y convierte a quien protesta en censor.
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