CARTA ABIERTA A LOS PERIODISTAS QUE NUNCA CONTRASTARON

Publicado el 11 de diciembre de 2025, 12:47

Ficha de entrada

  • Tema: carta abierta a los profesionales y medios que difundieron la atribución falsa sin verificación documental.

  • Objetivo: interpelar, exigir responsabilidad, reivindicar la ética periodística y denunciar la indefensión creada.

  • Destinatarios: redactores, editores, agencias, directivos, tertulianos afines a Ríos Carratalá y comentaristas que hablan sin leer ni comprobar.

CARTA ABIERTA

A los periodistas que escribieron sobre mi padre sin conocerlo.
A quienes copiaron titulares sin abrir un archivo.
A quienes confiaron en la voz de un catedrático sin pedirle un solo documento, a colegas suyos que engañó para pedir su apoyo público (con algunos de ellos he tenido contacto por correo o en persona) y ejercieran presión incluso ante la Justicia por dar versión falsa de lo que le solicité y salvar su relato ideológico, especialmente colegas suyos y tertulianos ideológicos afines.

A quienes me señalaron sin llamarme.
A quienes no rectificaron cuando tuvieron la oportunidad.

A todos ellos, va esta carta.

1. Sobre el derecho a informar y el deber de verificar

Me enseñaron a respetar la libertad de expresión.
La respeto.

Pero también me enseñaron que toda libertad conlleva una responsabilidad.
Y ustedes, al escribir sobre mi padre —Antonio Luis Baena Tocón—, no ejercieron esa responsabilidad.

Publicaron que fue:

  • “verdugo”,

  • “secretario que condenó a muerte a Miguel Hernández”,

  • “responsable de la severidad” e incluso de que el poeta muriera en la cárcel...

  • lo que reescribió la ficción de un sectario y fanático ideólogo,

  • “pieza clave de la represión”, etc.,
    y dieron cobijo a insultos y amenazas hacia mí y mi familia.

Pero nunca comprobaron:

  • si el catedrático generalizaba metiendo en el mismo saco a quien le convenía, todos según él cortados por el “mismo patrón”: sin formación, voluntarios para reprimir y obtener permisos y ascensos funcionariales (aunque no fueran funcionarios, etc.),

  • si mi padre fue realmente militar profesional,

  • si figuraba en la lista de partícipes de un consejo de guerra,

  • si existía una sola firma suya correspondiente al consejo,

  • si su papel era administrativo,

  • si la sentencia 311/2021 decía exactamente lo contrario.

Informaron.
Pero no verificaron. Intentaron callarme e intimidarme con la campaña de desinformación que organizaron (que evidentemente tiene un claro origen) dando lugar al efecto Streisand, Trending topic etc e incluso hubo algún medio al que me ofrecí en 2024 para que contrastara conmigo antes de que publicara (Diario de Jerez y Diario de Cádiz) e hizo caso omiso, dando voz incondicional al catedrático sin más (de ese caso hablaré en otra entrada)


2. Sobre el daño causado

Lo que escribieron no fue un análisis.
Fue una condena pública.
Una sentencia sin documentos.

Su relato tuvo un precio:
el honor de un hombre fallecido
y la tranquilidad de su familia.

Durante años he tenido que:

  • explicar la verdad,

  • responder insultos,

  • soportar amenazas,

  • demostrar documentos que ustedes nunca pidieron,

  • acudir a tribunales,

  • ver repetidas falsedades sin fin,
    además de soportar daños de todo tipo, prolongados en el tiempo.

Mientras tanto, ustedes siguieron publicando.


3. Sobre el origen de la falsedad

Quiero que entiendan algo con claridad:
no culpo solo al catedrático que escribió la atribución falsa.
Su responsabilidad es evidente.

Pero un error académico puede quedarse en una esquina oscura
si los periodistas cumplen su trabajo.

Lo grave no fueron sus artículos iniciales.
Lo grave fue lo que ustedes hicieron con ellos:

  • los convirtieron en titulares,

  • los multiplicaron,

  • los adornaron,

  • los difundieron por teletipos,

  • los repitieron sin descanso.

La mentira se hizo grande porque ustedes la alimentaron.


4. Sobre el silencio

Cuando envié documentos, callaron.
Cuando presenté la sentencia, callaron.
Cuando mostré el expediente completo, callaron.
Cuando el propio catedrático retiró artículos, callaron.
Cuando Ríos ofreció su versión falsa a los medios, callaron, la asumieron y le dieron voz incondicional..
Cuando denuncié el error, callaron.
Cuando pedí rectificación, callaron.
Cuando un juez afirmó que la atribución era falsa, callaron.

Ese silencio también informa.
Ese silencio también es un acto.


5. Sobre su deber hacia la verdad

No les pido que se pongan de mi lado.
No les pido que apoyen mi causa.
No les pido que compartan mi interpretación histórica.

Les pido algo mucho más simple:
que lean los documentos antes de publicar.

Ese es el oficio.
Eso les distingue de un rumor.
Eso les diferencia de un tertuliano improvisado (que los ha habido a miles gracias a la difusión que ustedes han hecho...)
Eso les exige su profesión.

No lo hicieron en su día.
Aún están a tiempo.


6. Sobre las rectificaciones que nunca llegaron

Ningún medio publicó:

  • “Nos equivocamos.”

  • “El archivo dice otra cosa.”

  • “El juez confirma que la atribución era falsa.”

  • “Baena no fue secretario del consejo de guerra.”

Ni uno solo.

Y sin rectificación, la falsedad sigue flotando,
como una sombra injusta sobre mi padre
y sobre mi familia.

7. Sobre el futuro

No puedo obligarles a rectificar.
No tengo un grupo mediático.
No tengo micrófono.
No tengo una tribuna académica.

Solo tengo:

  • documentos,

  • archivos,

  • sentencias,

  • pruebas,

  • y la determinación de defender la memoria de mi padre.

Seguiré haciéndolo:
aquí, en mi blog;
en los tribunales;
en cualquier espacio donde se valore la verdad.

Si algún día deciden rectificar, será bienvenido.
Pero si no lo hacen, al menos quedará constancia de algo:
no fue la verdad la que les faltó.
Fue la voluntad de buscarla.